Ay, manito lindo que tiempo aquel…

30 enero 2012

Bueno y vuelvo a compartir lecturas, esta vez la columna La cosa barranquillera escrita por Haroldo Martínez sicólogo barranquillero.

No es lo mismo decir “sí, manito; no, manito” que “sí, marica; no, marica”. La primera expresión viene de ‘hermanito’, como sinónimo de una persona que se considera cercana a los afectos familiares o culturales. La segunda es una evolución de la primera, en la cual se ha sustituido la expresión familiar por una que socialmente se considera peyorativa y que ahora es sinónimo de amistad.

Este proceso evolutivo lingüístico es una buena metáfora para la metamorfosis que ha sufrido la barranquilleridad, ese fenómeno cultural que caracterizaba y distinguió a esta ciudad por mucho tiempo pero que ha ido diluyéndose hasta transformarse en un híbrido polimorfo del que nadie da una definición precisa. La consecuencia es la distorsión actual de la cosa barranquillera.

Cuando llegué a esta ciudad a mediados de los 70 se decía “sí manito”, “sí manita”, porque eso traducía el estado de ánimo natural con que se trataban las personas familiar y socialmente. El otro, raizal o visitante, era aceptado porque sí y, además, se les ofrecían muestras claras de fraternidad. Y cuando se volvían a ver, dejaban el usted y ya eran “manitos”, hermanos que estaban para ayudarse y tal. Era el espíritu de esos tiempos, que creaba un ambiente acogedor, socialmente encoñador, que te reclamaba cuando no estabas. Lo que a mí me sedujo para quedarme fue el comportamiento social de los barranquilleros, una mezcla equilibrada de respeto, buenas maneras, lenguaje amable y un vacile firme en el que nadie salía ofendido. La consecuencia era una atmósfera social en la que todos estábamos a lo bien y, por tanto, cada uno contribuía a mantenerla. Esa era la cosa barranquillera, la barranquilleridad, un estado de ánimo amable que predominaba en la ciudad creado por sus habitantes independientemente del estrato económico o social.

La única forma de contrarrestar la distorsión de los conceptos sobre lo quillero es retomar aquellos parámetros sociales, no de manera nostálgica, sino como el rescate y reactivación de unos valores que son una fortaleza cultural, unos memes que tenemos en la memoria colectiva que nos deben servir de herramienta social real, concreta, práctica, para mejorar el estado de cosas. Implica un esfuerzo individual y colectivo. Debo decir una cosa fuerte.

El peor defecto que tenemos todos en esta ciudad es que nos hemos vuelto unos comodones que pretendemos tener siempre la razón o echarle la culpa al otro, nadie quiere asumir su responsabilidad social. De tal manera que si pretendemos vivir en una ciudad bacana, aquella en la que predomina el respeto, el don de gentes, la elegancia en el trato, el lenguaje verbal y gestual pacifista, tenemos que construirla entre todos, empezando en el núcleo familiar y proyectándose a la escuela, el trabajo, la sociedad. Es la única alternativa para dejarles a nuestros hijos una ciudad vivible. Todos somos responsables de todos, tenemos que cuidarnos entre todos. Un grupo social sólido alrededor de unos principios es capaz de sobreponerse a una coyuntura cultural e imponer los valores que le garantizan el bienestar social.

Manitos y manitas, se acercan las carnestolendas, una oportunidad magnífica para demostrar que el vacile firme de la barranquilleridad es capaz de garantizar unas fiestas en paz.

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Toos emputaos

Todos se alebrestaron, emputados levantaron sus voces al cuello y condenaron a la hoguera a la ONG mexicana Seguridad, Justicia y Paz, entidad que se encargo de poner el dedo en la llaga y bajarnos de la nube en que nos mantienen a punta de estadísticas, presunciones de seguridad, alta impunidad y la involucrada de agentes de policía en atracos, cobro de impuestos al gramaje y al deshuese.

Para la alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera, encontrar un estudio en el que la ciudad aparece dentro de las 50 urbes más violentas del mundo, preocupa a la administración distrital. “En primer lugar, porque es una información falsa basada una muestra aleatoria que se tomó a la ligera; y segundo, porque tiene unos efectos en contra de lo que estamos ofreciendo: una ciudad competitiva, atractiva para los inversionistas, capital de los tratados de libre comercio. Afecta la percepción ciudadana y no va de acuerdo con la realidad que estamos viviendo”, sostuvo.

Y se pregunta uno, porque no se alzaron con la misma vehemencia contra las casas de estadísticas, esas firmas revaloradas que subieron de una al curubito a los administradores anteriores, léase Alejandro Char y Eduardo Verano, por habernos engrupido que vivíamos en un paraíso y éramos los mas felices. Nos hicieron creer que ellos eran los mas, los putas boy de toda la galaxia sin verificar los rabos de paja con que terminaron sus periodos.

Ahí esta la verdad, un Atlántico sumido en la absoluta pobreza, con tierras improductivas, anegadas y sin la posibilidad de prestamos a campesinos que a la vera de las carreteras ven pasar raudos a sus dirigentes a festejar años nuevos y carnavales en ciudades vecinas. Y que decir del distrito con pasos sin dotación, cerrados, colegios sin terminar, parques robados, calles llenas de huecos, media ciudad cayéndose a pedazos, comprometiendo las arcas del distrito para pagar aquerencias privadas y así.

Bueno parece ser que el único error cometido en el informe fue para con la ciudad de Barranquilla, toditas las demás asumieron con entereza su posición y me imagino que empezaran a tomar los correctivos parta desde ya empezar a salir de tan deshonrosa designación.

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Barranquilla, entre las 50 ciudades más violentas del mundo
Hubo error, pero el problema existe
‘Mortal’ error de ONG sobre Barranquilla

Carta a los Estupidences II

24 enero 2012

Bueno y llego el momento de poner los puntos sobre las íes. Y de salida les digo, así no es el vacile, el goce. Así, como lo están haciendo no es la mejor manera de recrear el imaginario, legado de nuestros ancestros.

Ese vacile jopo de perratear de cualquier manera nuestra cotidianidad no va con la idiosincrasia del Barranquillero. Bonita vaina, cualquier espectáculo lo convierten en campo de batalla, pero preguntate, batalla contra quien? Contra tus propios hermanos de goce? Contra la nueva ciudad que han erigido desde sus acuarios climatizados? Contra la miserablesa que enfrentas día a día? No se dime tu.

Pero como van las vainas así no es. Si habías con tu belicosidad acabado con una de nuestras maneras de alegrarnos como es la verbena, que acá en esta ciudad tiene una connotación muy especial, la habías convertido en campo de batalla donde medias con los otros la profundidad de tus manos de acero afiladas en odios, no creo que debamos permitirte que te lleves por delante nuestro mas grande patrimonio, nuestro Carnaval.

Si. Porque hoy ya no podemos gozarnos la fiesta, nuestra fiesta como es debido; inseguros debemos estar pendientes que no andes por ahí armado de ansiedades, de necesidades, de ganas de bronca o que te patrocinemos con nuestro sudor laboral tus vicios. Debemos salir desnudos a enfrentar nuestra realia porque no hay de otra.

Que necesitamos para que entres en razón o en nuestra sinrazón si es que estamos equivocados y te alinies de este lado, que te parquees de este lado del bordillo y te descualquieres sin invadir los espacios del otro, respetando su entorno y alegrías?

A la larga se que esta perorata no la leerás ni sabrás que alguien se preocupo por la manera en que nos saboteas el imaginario - ya venido a
menos por los nuevos hacedores de ciudad - y que a lo mejor se alegrara el día que te estrelles contra tus principios y veas que no hay que ir en estos tiempos por la mitad de la calle pateando latas.

Pero frescos, también somos los mas felices del mundo. Y así felices nos matamos entre si o a veces atentamos contra nuestros niños de las maneras mas aberrantes o contra sus madres por el solo hecho de no querer comprar una cerveza o espantar un gato. Así somos los seres felices. Llenos de regocijo y cantando terminamos con la vida de nuestro hermano.

Ahítos de alegrías vamos sembrando el campo de cadáveres y los ríos y las ciudades y nuestra vida.  Porque que más da, si no hay quienes nos ponga frenos y entrados en gastos que importan uno, dos o miles de muertos.

Una investigación realizada por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal de México ubica a Barranquilla en el puesto 42 entre las 50 ciudades más violentas del mundo durante el año 2011.

Según el instituto mexicano en la ciudad ocurrieron 424 homicidios durante el año pasado lo que, tomando como base un censo poblacional de 1.182.493 habitantes, arroja un promedio de 35,86 muertes violentas por cada 100 mil habitantes.

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Claro que ahora dirán que es un plan amañado por los enemigos de la administración, que patatin, que patatan, que esto, que lo otro.

Da suspicacia que estos informes de violencia urbana, de  despilfarros, de obras no ejecutadas, los estén trasmitiendo, publicando medios, que en su momento callaron obnubilados por el curubito en que estaba el mandatario de turno; será que esta catarrianga de informes se debe a que no les han prorrogado los contratos de pautas publicitarias y demás arandelas con que los mantienen amordazados? Dime tu que todo lo sabes.

A la memoria del muerto

21 enero 2012

Y bueno les llego la oportunidad esperada a los traficantes de nostalgias. Desde hoy vera en su entorno a cualquiera enfundado en su camiseta ‘Homenaje al Joe’ y como si esto no bastara también oirá cualquier orquesticas ventu interpretando sus éxitos y al cantante en una paranoia total bailara y tocara los palitos imitándolo queriendo hacerse los favores del publico. Y miles de Joes desfilaran en los desfiles imitando cualquier gesto suyo. Pa jodelos.

Por favor, ¿por qué  le arrebataste sin más su identidad ancestral al queridísimo Joe? ¿Por qué lo subiste en ese horrendo pedestal que parece hecho con tubos de PVC? El Joe no era un dictador, no era un Stalin ni un Mussolini, sino un hombre del Caribe blanco-azul, un hombre de carne y pueblo, que se abría a todos, que se dejaba tocar de todos, que participaba del Universo como un Centurión de la noche. El Joe era un artista de finísima sensibilidad acústica; ¿por qué le pusiste, sin ninguna consideración, esas manotas desproporcionadas, que más parecen las de Terminator que las de un músico?

Si hay una estatua que debía estar a ras de suelo, para que todo el mundo la tocara, es justamente la estatua de El Joe, si hay una obra que debió ser interactiva y dinámica, amorosa a manos llenas, como lo fue toda la vida de este ser extraordinario, sus canciones, su sonrisa, su baile, sus mujeres, sus gestos, sus públicas ternuras, sus dolores y quebrantos, también conocidos, si había una obra que era preciso concebir en términos que fueran más allá de la cacareada posmodernidad, a la vanguardia, era esta obra sobre el inigualable Álvaro José Arroyo.

Pero no, en su lugar, nos dejaste un gordazo sin identidad, ensacado y pasadísimo de moda, una estatua concebida y ejecutada a la carrera, para cumplir con un contrato, que ya hubiera sido considerada old fashion en tiempos de Auguste Rodin. Por favor, que la próxima vez los monumentos públicos se adjudiquen mediante convocatorias también públicas.

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Al pie de la estatua del Joe
Eykol Arroyo canta para homenajear a su padre

Miami aka Mayami

Y bueno por fin Mayami. Ciudad que abruma por la cantidad de avenidas,
carreteras, puentes, rampas, todas plenas de carriles rapidos, lentos, mas o menos, y adornadas con carros de todos los estilos. No ves barrios como en NY ni gente en las calles, solo carros y concreto y, bueno, palmeras.

Me tramó el manejo que le han dado a los canales o humedales o caños o pantanos, que mas da, ellos saben como integrarlos a su entorno sin demeritar en nada su funcionalidad, ser hábitat de patos, gansos, pisingos, coyongos, babillas y aligator como le dicen a los caimanes, ah, y tal vez, peces. Lagos que adornan complejos familiares sin que el anofeles haga de las suyas, o si? Envidia de la buena


A los mayaminenses no les interesa si hay un tren que nos lleva hasta el downtown y buses anexados al sistema. No les importa. Lo dicen con desparpajo y la seguridad de los coches parqueados en el frente de su casa. Pero si funcionan, el tren y los buses, y subido en ellos conocí el otro Mayami.

En el downtown aka centro esta el Mayami primigenio, donde todo comenzó; preñado de tiendas, cafes, subways, de todo para todos. Sector que cierra temprano, desdeñado por ser de edificios antiguos que afean la modernidad del sector. No importa si son art decó o no, no les ven el valor histórico. Y allí al igual que acá están los pordioseros, vagabundos, desechables que decimos (o decíamos) que intimidan y al caer la noche usan las aceras y frentes de oficinas como camas para todo uso. Nadie los ve ni a nadie le interesan pues les basta con atravesar y el sector de Bayside deslumbra y los hace olvidar de las penurias del centro.

Y al igual que Nueva York y su integración con el Hudson acá hace presencia el mar brindando a la ciudad una bahía puerto desde donde parten los soñadores por el pez mas grande y los wanabbe tomamos un
remolcador creyéndonos en un crucero de mil estrellas. Es una ciudad con sectores muy cuidados, limpios, con una autoridad que no tiene que hacer presencia cada dos cuadras para hacer cumplir los deberes que tienen los ciudadanos, ciudad que enamora por sus lujos, aire latino y clima de  felicidad dibujada en rostros que no se acercan a sectores  marginales donde las leyes son otras.



Disney y sus kimdong

Y bueno a pesar de la edad y sin ánimos de viejo verde decidí visitar
Orlando y llegar  al emporio de diversión que dicen es Disney. Tome un
tour y y en cuatro horas estaba allá, de la mano de un guía, atendiendo sus explicaciones y enfrentando lo desconocido. Entonces tomas el barco tipo remolcador, de esos de río, de esos barcos que dicen inundaban el rio magdalena y después de atravesar una especie de lago te sorprende el castillo de cuentos de hadas y no apartas la vista de el para nada. Caminas intentando hallar tu ruta, pero si no te avispas terminas sin cinco a los diez minutos de llegar. Todo esta comercializado, palomitas de maíz, las orejas del ratón, la foto con el ratón, las binchas con el velo de novia ratona, la varita luminosa de no se que, el llavero, los fotógrafos y bueno también están las atracciones.

Eso si, si las miras bien notaras la realidad, así como cuando te pones de sapo a detallar los disfraces de nuestras comparsas y le ves el paso de los años y la penuria de esos danzarines o cantadores o travestis de cuatro días, bueno así.

Y te quedas y llega un momento que no sabes mas que hacer pues todo
esta diseñado pa descrestar a los niños-niños y a los niños-grandes. Y te sientas intentando hallar dentro de ti la magia para hacerles la segunda pero sabes que hace rato esa chispa no prende. Y entonces se apagan las luces y aparecen como en una fantasmagórica escenas todos los personajes Disney decorados con luces como lo hace el man ese del barrio abajo con el Willy pa navidad y en carnavales lo disfraza de marimonda, bueno así y cierras los ojos y te crees en la guacherna y solo deseas que al abrirlos el dragón en vez de humo inunde de maicena el espacio, pero no, la magia no llega hasta allá. Así que compro un vaso de cocoa caliente y regreso al barco mientras el cielo se ilumina de miles de luces pirotécnicas.

De visita en el Imperio

Después de tener la visa arme viaje pal país del norte, ese mismo que en épocas pasadas todos madreaban, todos gritaban un Yanky Go Home y hoy visitamos a ver si es verdad tanta carreta que nos han tirado. Y si, Nueva York me descresto. Por algunos momentos recordé la ciudad de Barranquilla en sus mejores momentos, cuando aun no éramos la ciudad que florece de estos días. Tuvimos la oportunidad de mantener nuestro entorno art decó, republicano, Caribe y lo dejamos a la desidia y hoy engatusados por la nostalgia nos han desdibujado el imaginario haciéndonos creer que esta es la urbe de nuestros abuelos. Ja.

Y así descrestado salía todas las mañanas a ser engullido por sus entrañas. Junto a miles de turistas, de trabajadores, de estudiantes que a la velocidad de un subway dibujan su diaria ciudad. Y allí en Manhattan caminando por esos edificios de antaño embambados como museos, como bibliotecas, como estaciones y almacenes me sentía extraño. Y no se porque, si están los latinos en la acera vendiendo gorros, guantes, afiches y obras de arte, perros calientes y castañas, chuzos que acá le dan un nombre como griego y maní calientes, igual que acá. En los restaurantes irrumpen los vendedores de películas y discos quemados, pirateados que dicen.

Y mientras mido el asfalto recuerdo una anécdota de un ilustre académico que en Roma ponderaba de la ciudad y sus ruinas y el guía le dijo, erudito? Y el dijo, no, subdesarrollado (de esos que conocen mas otras aldeas que la suya) Y si lo soy, no he montado en el Transmetro que intenta brindar un servicio de transporte a esta ciudad pero si lo hice en Nueva York en el Metro, en sus buses. Subdesarrollado como el que mas.

Nueva York brindándome sus excesos, la mas fría en ese momento, con
gorro, guantes y doble chaqueta; la mas poblada, la mas heterogénea y
cosmopolita. El Barrio Chino o Chinatown con toda su parafernalia, venta de bisuterías, comidas exóticas de patos enteros guindados ahí cual chorizos en la 19, las tiendas y ambiente de Soho y el Greenvillage. El temor de entrar a Harlem y ver tanto negro como cuando andaba por el bajo valle. Negros orgullosos de su personalidad, de pertenecer al centro del mundo con sus pintas, cortes, maneras y ademanes.

Caminar Queen, los barrios de judíos como el área de Kew Garden y Forest Hill, mirar Sears y recordar cuando Barranquilla tuvo el suyo allí diagonal a la Catedral. Y a propósito me impresionaron los templos, si los de Bogotá descrestan acá la Catedral de San Patricio sorprende. Es imponente con un mantenimiento que pareciera que no le pasara el tiempo. Igual que la anglicana de San Juan el Divino. Eso es un templo que deja la boca abierta. Sin tantas imágenes y usadas como galería de exposiciones sus naves laterales no deja de recordarme, guardando las proporciones a la Iglesia de San Roque; quizás por el entorno, el colegio y tener un hospital muy cerca.

Comparaciones odiosas pero subdesarrollado que es uno. Caminar la 5a avenida, subir al Empire State y ver la urbe en su totalidad, entrar a la Biblioteca Publica y ver sus exposiciones de libros, ver la veneración como locales y extraños entran a estos antros de cultura y callados observan todo como si en silencio comparáramos nuestras realidades con las que vemos. La vuelta a la Estatua de La Libertad y recordar ese final de unas de las películas de los X-men, ver a los chinos o mas bien a los orientales subidos a esos buses de dos pisos disparando desde la trinchera del segundo piso sus cámaras con todos los lentes inventados y riendose de todo; saber que te pica el hambre y esperas que el dependiente del restaurante hable #inglesbritanico como uno y no ese que hablan ellos y que ellos solo entienden.

Y lógico entrar a best buy a ver si tienen los mismos precios que Parque Central y en macys cazar las rebajas pa venir a chicanear con los docker y los clarks. Comerte un perro caliente en una de esas esquinas a ver cual es la bulla y recorrer vitrinas y eso si, también tomar fotos. Y luego Miami.

La ciudad ha cambiado. Lo había oído y pensaba que era una de esas poses de los posudos que no posesos pero que va, tienen razón, ya no es la misma. Ha dejado de ser ese terruño, esa matria que dibujábamos cada día, que inventábamos cada día, que recorríamos cada día para de un momento a otro llegar y verla irreconocible.

Llena de esperpentos llamados iconos que intentan recrear o reactivar un imaginario venido a menos. Ellos los del vividero, los de las oportunidades y los de las florecitas se han inventado una ciudad a la medida de sus intereses sin importarles el otro. Y lo mas jodido es que todos les hacemos eco, desde el mancito de la esquina hasta el periódico ese de mayor circulación en la costa norte del país.

Hoy muchos periodistas de cualquier medio que a la espera de una renovación en sus pautas comerciales desde las administraciones de turno sacan pecho señalando falencias que en su momento callaron, mostrando como se hicieron de mal las cosas pero sabemos que apenas les renueven los contratos volverán a callar y todos les parecerá maravilloso, divino, lo mejor del universo y mas allá.

Por eso da jartera ese carnaval armado por ellos, ese carnaval prefabricado, ese carnaval todo mariconson, ese carnaval enlatado para deguste de turistas tramados por el colorido y el calor. Un carnaval repetitivo al que solo le cambian a la carajita que lo preside y el resto es lo mismo, los mismos músicos, el mismo juan carlos coronel, el mismo checo acosta, el mismo rafael ricardo, el mismo vacile jopo de todos los años. Reciclando la nostalgia a ver que.

La ciudad ha cambiado. llena de mensajes que desconocen la presencia
de peatones ( usa tu inteligencia vial, fíjate que hay peatones en la vía) que intenta entrar a un siglo XXI embarcada en un sistema de transporte obsoleto que ha demostrado que solo sirve como postales de la ciudad de ellos pero que en la practica lo rebaso la necesidad de transporte de una urbe cada día mas compleja.

Si, tienen razón, la ciudad ha cambiado. Y yo (no) con ella. todavía nos engrupen con eso de que la ciudad debe mirar al rio, que somos mar y rio; solo rio men, el mar queda allá por Puerto Colombia y no aquí aunque tu te lo creas.

Una ciudad pendiente de banalidades, de separaciones, de regionalismos sin verse el ombligo plagado alrededor de miserias, de miserablesas aunque las pic digan lo contrario.

Una ciudad men que la quieren vestir de una caribeñidad que hace rato perdió y hoy flamante en su costeñidad quiere aparentar vainas que no son