Los muchachos de ahora no juegan futbol. Futbol era el que se jugaba antes. Ese de patear balones de cuero con pitongo (que si te pegaban en la cara tenias un hematoma por varios días) en peladeros a pleno sol y sin bolsitas de agua. Ese de camisetas la garantía y pantalonetas de dril y guayos. Porque esos si eran guayos; de cuero puro amarrados por debajo de la suela y con los taches afilados; taches hechos de suela, de crupon, capita por capita y atornillados a la suela, Si así como lo oyes, atornillados que al chocar te rasuraban la espinilla.
Juego de varones, de esos que note dejaban pasar ni una. – Hey, tu eres marica o das el orto? Así te espetaban cuando había alguna #alertagay como trina @chandaxi y enseguida se prendían las alarmas.
Y si pateabas bola’etrapo la vaina era peor. No había tiempo para noviecitas ni nada. Eran camadas espartana que salían un sábado al mediodía a llevar línea – porque nosotros nunca jugamos banquitas ni picaditos - a otras calles, otros barrios y regresaban el domingo después de cuatro pa alistarse a vespertina y ahí si, dedicarle tiempo a las carajitas que sonreían o te dejaban caer un papelito a la esperanza.
Gente que tiraba planchas al ombligo y tijeretas al cuello, donde se peaba a cualquiera y se jugaba duro. Pero hoy con tristeza todo ha cambiado. Será por las hormonas del pollo como dice el presidente Evo Morales? o el flúor del agua o muchos masajistas en los equipos? Quien sabe?
Así que mejor saca la mesa, la tiza y el domino, 70 pintas cuatro frías y los mirones son de palo. O Jugamos siglo con dos viras y sale 98.
Las fotos circulan al libre albedrio por los buzones de correo en Inet.
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