Comparto la lectura de esta columna de Haroldo Martínez publicada el día 3 de agosto en el periodico El Heraldo. No linkeo pues sabido que este periódico cada vez que entra a ‘mantenimiento’ termina descartando los links, parte de esta virtualidad online que nos une.
Motivo para un son a Curramba. Primero, los instrumentos básicos para armar un cuarteto y empezar a escribir la lírica: un tres cubano, bongó, maracas y contrabajo. Afinación, quinquín concón. Hey, muchachos, ¿qué tal si arrancamos con un ritmo cercano al bolero antes de entrar al Joeson? Oquei, va pa esa. Un, dos, tres, ¡cuá! ¿En qué te has convertido, bella mujer, con esos modales que no pueden ser, con ese feo disfraz que no te queda bien? ¡Hey, aguanten un momento! ¿Qué pasó? El tres va punteando mucho y no me gusta cómo suena, necesitamos una base para ese punteo, traigan una guitarra.
Ya somos un quinteto. No importa, probemos. ¿Repetimos la primera frase? No, vamos con la segunda. Un, dos, tres, ¡cuá! A un año de mi muerte no te veo muy bien, violenta te me has vuelto y yo no sé por qué, si nada te ha faltado dime tú qué fue. ¡Aguanten, aguanten! Y ahora, ¿qué pasó? Su voz ha cambiado mucho en este año, maestro, tiene un timbre más metálico, necesitamos una trompeta para equilibrar en el pregón. Ya somos un sexteto. Mejor, es la estructura básica del son.
Bueno, vamos con la siguiente frase. Yo me fui convencido de dejarte bien, bonita, segura y de modales bien, pero me muero a diario cuando sé de ti, de esas cicatrices que hay ahora en tu piel, con ese poco de armas que andan por ahí cegando vidas sin justificación, arrancando duras lágrimas en cada corazón.
¡Trompeta! Hazte una introducción breve de la marcha fúnebre de homenaje a los caídos y luego un shabadebo dubudaba dubudá tui tui tá, para entrar al Joeson.
Un, dos, tres, ¡cuá!. Ya no me siento seguro en tus esquinas, ando paranoico hasta en la puerta de mi casa, el mecedor sólo lo uso en el patio, la puerta la cierro bien temprano. Ya no me ven pintoso en las verbenas, mucho Pedro Navaja con 38 Smith and Wesson de la especial, sin dientes de oro pero con puñales que brillan igual. A mis amigos les pido que no me llamen, un Juanito Alimaña me puede matar por un celular, no quiero hacer parte del periódico de ayer.
Me dicen que muchos manes se han vuelto locos, que matan a su mujer como si fuera poco, o van al estadio sólo a armar zaperoco, la vida y la propiedad ajena les importa un jopo. ¡Paren, paren! Maestro, ahora viene la parte en la que me dijo tener dudas sobre la inspiración en el contrapunteo entre el sonero y el coro, me dijo algo sobre las autoridades y los habitantes de la ciudad. ¿Lo quiere discutir ahora? Sí, es muy importante.
La situación es bien jodida y uno debe cuidar lo que dice para no entorpecer la labor de los que velan por la seguridad de la polis. El pedazo que no tengo claro es cuáles son las mejores frases para apoyar a las autoridades sin parecer veintejuliero y, también, cómo decirle a los habitantes, sin parecer sapo, que la obligación es de todos, que no hay autoridad que pueda contra la violencia doméstica o ciudadana sin la colaboración de la comunidad, todos somos responsables de todos.
Maestro, ¿ya tiene lista la frase del coro? Es la misma, para poder contagiar a cada persona y se haga responsable de lo que le corresponde para ayudar a la ciudad en lugar de estar quejándose y criticando: ¡Yo a Curramba la arreglo! ¿La trompeta va igual? Sí, dice lo mismo que en aquella canción.
Bueno, maestro Joe, ya amaneció. Vamos para que se recueste un rato porque lo veo un poco cansado, se emocionó bastante. Así es.
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