Icono de un pueblo. Icono de la urbe. Sonero como el que mas, ese era Maelo. Y hoy - mayo 15 de 2007 - en la vídeo-tertulia, espacio del IDCT, que orientan R. Bassi y V. Solano recordamos sus bombas y plenas, su aguaje y su vacile; sus dotes de bailador y su amor filial; ese amor que mantenía por los suyos como nos lo contó Doña Margot, sacrificar sus tiempos en rebuscar el pan diario, los centavos para la mistela.
Lo demás solo se comprende estando allí, como estuvimos todos parqueados en las esquinas recreadas por Loaiza, viéndolo bailar Quítate de la Vía Perico, sonear con el Negro Bembon; oír la Cucaracha y Sale el Sol; o una tarde de sábado en el Taboga - esos espacios de encuentros que no deben desaparecer y que por el contrario debemos redimir y resocializar para darles el status que siempre han merecido como dice GBM - cuando Cesar, el mas grande nos ponga a cantar los pies y bailar el alma con todo un repertorio bien adulto y bacanissimo como dice Tico Salsa, eso si sin dejarla caer recordando las noches de la Cien, del Mechón, de la Casita de Paja.
Defendamos nuestra idiosincrasia, esa que nos ha identificado desde siempre, manifiestos dictados en el sardinel de cualquier esquina, donde no te tenias que quitar para ponerme yo sino que por el contrario bendecíamos la gaseosa y el pan para que multiplicados alcanzara pa’todos luego de haber sudado una línea en una noche de luna llena. Esos somos nosotros los que no nos conformábamos solamente con el bombón de Elena.
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