Barranquilla quiere volver por sus fueros. Por volver a vivir una época que quedo en el recuerdo de unos cuantos. Barranquilla quiere volver a ser salsera. Hay un proyecto iniciado que ojalá no quede en eso y logre sentar las bases para que mucha gente se sume y logremos moverle el dial no solo al publico sino a los programadores de emisora, dueños de estaderos y demás. Que de una vez se enteren que hay música salsera después de lo sesenta.
El siguiente articulo fue publicado en el periódico local y por considerarlo de interés lo reproducimos.
¿Es realmente Barranquilla una ciudad salsera?
Por Gilberto Marenco Better
Existe una iniciativa que se viene desarrollando en los últimos meses desde el Instituto Distrital de Cultura para crear un 'Itinerario salsero' en Barranquilla con la creación del circuito 'Ralphi Cien', que permitiría trazar la ruta de estaderos que ha cultivado este género musical. Loable acción que no corresponde con la ciudad vivida, puede que sí con la soñada, la de nuestras añoranzas.
Como Rafael Bassi es uno de los más entusiastas y abanderados de este proyecto, en algún momento lo interrogué al respecto: ¿Es realmente Barranquilla una ciudad salsera? Y como respuesta recibí un encogimiento de hombros y una risa socarrona:
"Tú sabes cómo es la gente de aquí, pura farnofelia"
Claro que lo sé. Personalmente he tenido dos bares de música salsa y fue tan difícil mantenerlos a flote que hubo que cerrarlos por sustracción de materia.
He proseguido con mis reflexiones para llegar a la dramática conclusión de que la salsa en Barranquilla es un anacronismo y se ha convertido en un ghetto (el uso se ha extendido hoy a cualquier área en la que la concentración de un determinado grupo social es excluyente.) Nuestra querida Barranquilla se ha vallenatizado y los valores que predominan actualmente entre los jóvenes y los que están alcanzando la madurez son los de los nuevos ídolos del acordeón, esos que se pelean por ganarse los Grammy latinos.
A esto sin duda han contribuido los programadores de las emisoras de música popular, quienes hacen programas de Salsa con temas que abarcan las décadas del 60 al 80 y aquellos empresarios que cercenaron el mercado local, llenando nuestros carnavales con grupos merengueros y a la vez ahuyentando a otros que pretendían competirles en sus negocios.
Las personas que nacieron a partir de la década del 80 del pasado siglo no tuvieron la oportunidad de disfrutar con las grandes estrellas de la salsa. Cuando ya tuvieron la oportunidad de aguzar su 'musculo auditivo' se entrenaron con el vallenato, el merengue, la champeta y el reggaetón, una que otra balada mala y algo de rock. No entendían porque programas como 'Las mañanas del domingo' o 'Viernes para recordar', o los programas musicales para los fines de semana solo ponían la misma música vieja, que no les decía nada, aunque les permitió rescatar a ídolos como Ismael Rivera o Héctor Lavoe.
Y también se hablaba de 'éxitos verbeneros'; temas de más de 40 años venidos de la cantera de África, Brasil o las Antillas Menores. Las verbenas son solo un recuerdo pálido de quienes ya llegaron a los 60 años y además de considerar que esa fue la mejor época de Barranquilla, no han superado la nostalgia de los picós. En el reciente concierto 'Homenaje a Héctor Lavoe' donde actuaron muchos de los dinosaurios de la salsa, los presentes eran vicarios que se han negado a envejecer en los mecedores de sus casas y a pesar de la artritis y el reumatismo logaron revivir el swing de antaño, pero ya con la certeza que todo tiempo pasado fue mejor. Muchos jóvenes no se entusiasman para ir a los estaderos donde ponen solo salsa. Les parecen poco adecuados o decadentes. Prefieren tomar en una esquina escuchando la estridencia de los equipos de sus carros, en donde se mezclan, sin ton ni son, los más disimiles ritmos que sirven solo de contaminación sonora para sus relajos de fines de semana y no del disfrute de la música. A los jóvenes les gusta Silvestre Dangond y Pipe Manjarrez. Les encantan esas canciones dulzonas que no dicen nada. Su máximo ídolo es en algunos casos el Joe Arroyo, eclipsado antes de tiempo por sus excesos; Maelo Ruiz, por la muletilla pegajosa en sus canciones, o los reyes del reggaetón por sus letras con doble sentido o abiertamente sexual. Además, existe una cultura del ruido y no de la fidelidad en los estaderos y discotecas de Barranquilla. No les importa que los temas se escuchen distorsionados o saturados, pareciéramos encontrarnos en una ciudad que por considerarse cosmopolita se ha convertido en un peladero musical. Los músicos locales que tocan salsa se mueren de hambre porque nadie los contrata. En las fiestas, para poner porros, han creado 'La hora loca', en vez de presentar, como hicieron recientemente unos amigos en su matrimonio, 'La hora Caribe', en donde se disfrutó de cumbia, bullerengue y porro sin las ridículas mascaras y gorritos de lo que pretende ser una réplica de nuestro Carnaval. En Barranquilla nunca ha existido una emisora con programación netamente salsera, en cambio sí existen emisoras vallenatas. Así que me parece un poco exagerado creer que nuestra identidad musical es cercana a la salsa, cuando ya los modos y las costumbres de la gran mayoría han cambiado. Tanto es así que en Bogotá son más exitosos los bares salseros que en Barranquilla y la oferta de sitios en Medellín es cincuenta veces mayor que en nuestra ciudad. Nosotros somos permeables a todo lo que está de moda, así que nosotros pasamos sin sonrojarnos del más puro galleguismo al desenfreno merenguero y pensamos "somos universales". Estaderos como 'El Taboga' o 'La Estación' deben programar música africana y champeta. 'El Barrio' debe programar merengues. 'La troja' mete su cuña de "el rescate de lo nuestro" y una que otra pachanguita gallega para mantener la clientela. Ya la salsa como música es otra. Es diferente. Ahora está la timba, el sonido de Los Ángeles, el jazz latino, el sonido europeo, el sonido oriental, el mismo nuevo sonido africano, y no los programan en los estaderos y, desafortunadamente, quienes tienen ese tipo de música, solo la disfrutan en privado. Que no digan que tenemos Barranquijazz. Sí lo tenemos. Ha permitido apreciar grupos y músicos realmente interesantes. Ha impulsado a grupos de jóvenes incursionando en el jazz, así como los festivales de rock los han guiado por sus múltiples géneros, pero de allí a considerar actualmente que Barranquilla es salsera, es, realmente, un pajazo mental.
9 Comentarios:
Lo que mas me da cola!!! es que me han dicho corroncho, por que digo que no me gusta el vallenato. pillate esa.
Desafortnadamente hoy la inundación de vallenatos lamenteros y quejosos es lo que los programadores de emisoras solo saben hacer, porque no entienden de música buena.
La Troja sigue en pie!!! un sentimiento que me nace del corazòn y que mi papà un salsero del alma me enseñò a querer , asi como me puso de nombre Paula C...como el disco de Rubèn Blades, asi yo tambien disfruto de la salsa y quiero a gritar a los cuatro vientos...que viva LA TROJA.
ATTE: Paula C Madera.
En parte tiene razón Gilberto Marenco y es bueno que nos pellizquemos, pero el problema es de fondo y es un tema generacional. Como sabemos, las cosas empezaron a cambiar culturalmente en la ciudad a partir de la construcción del Puente Pumarejo y que permitió la llegada indiscriminada de inmigrantes provenientes de la Sabana y del Magdalena Grande (Magdalena, Cesar y La Guajira).
Desde ese momento estas personas fueron profanando de manera callada nuestra cultura hasta el punto de montar a punta de plata y con ínfulas de poder, emisoras vallenatas. Además las emisoras no tienen entre sus directivos, personal barranquillero y de paso hoy en día si se ponen a analizar, hoy en día no se sabe quien es barranquillero y quien no.
La solución que yo planteo como hombre de radio es colocar en las más altas esferas de la ciudad, gente que ame la salsa, esa salsa que gusta en Barranquilla y por supuesto, se necesita la unión de todos los que conformamos el grupo de salseros de la ciudad (desde locutores, dueños de estaderos y coleccionistas), organizarnos y con una alta inversión económica, fortalecernos y así ir desterrando poco a poco el vallenato y otros géneros que no identifican la verdadera cultura barranquillera.
BARRANQUILLA ES SALSA
nojoda si que poca...Bquilla no es la ciudad salsera de antes..seria bacano que volviera ese sentimiento, confiezo que me gusta el vallenato pero mas que todo de diomedes diaz, pero soy salsero sobre todo.saludos hernan jr
“las cosas empezaron a cambiar culturalmente en la ciudad a partir de la construcción del Puente Pumarejo y que permitió la llegada indiscriminada de inmigrantes provenientes de la Sabana y del Magdalena Grande (Magdalena, Cesar y La Guajira)”
Como hay que lamentar comentarios tan desacertados como este anónimo, compatriota que discrimina a unos municipios que le ha dado merito y representación a Colombia, si puede recordar la música vallenata es cultura y considerada como un ritmo autóctono, no es culpa de estos “inmigrantes”, que sus coterráneos se congracien con su música pues es de todos. Igualmente los valduparences nos sentimos orgullosos de Chaquira, Barranquillera pero al fin y al cabo Colombina. Amor por favor no odio que corroe el alma Dios lo bendiga. Lila
HAY SITIOS DE TRADICION DE MAS DE 40 AÑOS DE FUNCIONAMIENTO COMO ES EL ESTADERO APOLO 8 UBICADO EN LA CARRERA 21 N°45-53, AL CUAL NO SE LE HA RECONOCIDO TODO SU APORTE CULTURAL Y MUSICAL A LA CIUDAD DE BARRANQUILLA, UN SITIO SANO DONDE PODEMOS DISFRUTAR DE LA SALSA, LA MUSICA COSTEÑA, CUBANA Y VENEZOLANA.
LOS INVITO PARA QUE VISITEN ESTE SITIO Y SE DISTRAIGAN SANAMENTE.
para salvar a barranquilla de los vallenatos .hay que cojer a todos los yuqueros y tirarselos a los tiburones en bocas de senizas. con to y acordeon. no me joda y que viva la salsa
si es corroncho al que no le gusta el vallenato, tonces como hay que decirle al que le gusta?
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