Esta columna fue publicada el día 5 de septiembre de 2009 / sección CARIBE del periódico El Tiempo y la traemos a colación pues encontramos que esta bastante apartada de la realidad de los que nos toca trajinar a diario con la violencia juvenil.
Es muy bonito tirar carreta desde la comodidad de una oficina climatizada y sentado en mullidas sillas giratorias o no. Me parece traída de los cabellos esta teoría de considerar la violencia juvenil heredada de los adultos. De considerar como enfermos y faltos de todos (pobrecitos) a estos seres que solo desean vivir al día sin importarle el costo.
Ojala el autor de esta columna se diera un paso por estos sectores marginados; donde te rapan cualquier objeto personal y al día siguiente van a tu casa a cobrarte la cachucha y las sandalias que se le perdieron mientras lo correteabas en busca de tu bien perdido. De sentir que no puedes contestar tu celular en cualquier sitio ni pagar con un billete de más de cinco pesos pues eres carne de acero fácilmente.
donde tienes prohibido sentarte en la puerta o llegar a tu casa después de 10 de la noche. Ven a la realidad y luego hablamos
Violencia En Jóvenes O ‘Jóvenes Violento S’
Por Jair Vega [Sociólogo, Magister en Estudios Políticos, Profesor]. Cuando leo noticias sobre jóvenes me pregunto por el imaginario que seguimos construyendo sobre ellos, generalmente estereotipándolos como seres con problemas, víctimas o violentos. Situación problemática, sobre todo por la entrada en vigencia del Nuevo Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil que pone en escena el debate sobre jóvenes y violencia.
Calificar sus comportamientos como violencia o delincuencia juvenil, no sólo es prematuro sino una mirada muy superficial al asunto.
¿A qué llamamos violencia o delincuencia juvenil? ¿Cuáles son las características que la hacen propia de los jóvenes y no adulta? Las violencias juveniles en el mundo se asocian con movimientos culturales, políticos o sociales propios de los jóvenes, tales como las confrontaciones entre subculturas o tribus como punks, skins, entre otras, que se dan en grandes conglomerados urbanos. Contrariamente, en lugares como Barranquilla, más que confrontación expresan articulación como grupos alternativos.
En Colombia la mayoría de los conflictos violentos corresponden a intereses más bien adultos, son cooptados por bandas de delincuencia, grupos ilegales e inclusive por las instituciones armadas del establecimiento.
Por supuesto existen otros tipos de violencia expresados en las denominadas “pandillas” que de alguna manera constituyen expresión juvenil, sin embargo, si ahondamos en su historia, encontramos la presencia de un horizonte heredado del mundo adulto, de exclusión, ausencia de reconocimiento y validación paulatina de la violencia como alternativa de resolución de conflictos. Estos imaginarios que afirmamos sobre los jóvenes serían inofensivos si no fuera porque de ellos se desprenderán las acciones estatales. Esto es: si los nombramos “delincuentes” o “violentos juveniles”, la acción será la represión, incluso armada. Por el contrario, si los consideramos jóvenes en situaciones o contextos de violencia, las acciones estarían más orientadas a atención e inversión social.
¿No les parece clave detenernos y pensar de qué manera comunicamos la imagen de los jóvenes?.
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