Al apagarse la tarde, los luceros cómplices se enteraron de mi soledad. Llegue rápidamente hasta el dispensador de sentimientos y mientras decidía sí era a ti, la rumbañera de otras madrugadas, masa de carbón dibujada, a quien debitaba, se deshizo la tarjeta entre el vaso de licor.
TRANSACCIÓN
Publicado por Aretino | septiembre 23, 2009 Sección: breve eros, Literatura 23 septiembre 2009
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