Nuevamente regresa Atouk, columnista de la revista Esquire con un articulo que ilustra ese deseo interno de muchos de tener como hermanos mayores a personas que de una u otra manera han hecho cosas fuera de lo común; algunos hubieran deseado tener como hermano mayor a Ismael Rivera, Maelo o quizás a Ringo, el chacho de las de las películas de vaqueros, en fin.
Homo Sapiens: En busca de un alter ego. Por: Atouk | Tengo que admitir que estoy furioso con Charlie Sheen. Por culpa de todo su desmadre estoy empezando a vivir un vacío emocional que nunca pensé me provocaría una serie de TV. Ya extraño a Charlie Harper y, apenas estrenen la nueva temporada de Two and a Half Men, lo voy a extrañar mucho más.
Suelo no dejarme dominar por los prejuicios, pero me enfurece que Ashton
Kutcher sea el reemplazo de Charlie Sheen. Kutcher es el elegido para complacer a las mujeres. Fuera de Demi Moore, este actor no tiene nada que nos guste a los hombres. Y, ciertamente, bajo ninguna circunstancia, podrá cumplir como nuestro nuevo alter ego de la manera tan anti sublime en que lo hacía Sheen.
Hay un vacío desde que Charlie Sheen dejó a Charlie Harper. Hay que buscar un nuevo modelo de comportamiento
Entiendo que parte del problema es que, y ahora queda claro, no se sabe dónde termina un Charlie (Harper) y dónde empieza el otro (Sheen). Pareciera que Harper nunca existió. Y que ese personaje rudimentario, escatológico, políticamente incorrecto, educador incorregible de malos hábitos para el sobrino ex gordito simpático, bueno para el trago, tímido para el trabajo y obsesionado por el sexo casual, era en realidad la extensión directa del actor. Dicho de otro modo, Sheen estuvo actuando su autobiografía en varios episodios de 30 minutos durante casi ocho temporadas.
Nos quedamos sin role models. Don Draper es muy atormentado. ¿Y Dr. House? Con ese dolor de rodilla, imposible. Ni hablar de Jack Bauer: su vida personal es triste y agitada.
No hay modo de que esto ocurra con Ashton Kutcher. Sin conocer cuál será el personaje específico que encarnará en la serie, de entrada, su historia está exenta de escándalos memorables y tiene una esposa tan bella que uno no quiere siquiera imaginarlo en la práctica de la promiscuidad. No hay manera. Menos aún con esa cara de niñito bien portado, que se esfuerza por no parecerlo tanto. De una vez hay que negarle, con energía, la mínima posibilidad de convertirse en ese alter ego que tanto necesitamos.
Si uno se pone muy imaginativo, podría decirse que el Charlie Harper región 4 es Jorge Hank Rhon. Con sus 19 hijos, su ritual de bebidas, sus casas de apuestas, sus arsenales de armas y sus demás aficiones extravagantes, el ¿político? y ¿empresario? mexiquense es el ejemplo burdo de los hombres burdos en un país burdo. Pero la verdad es que esa afición a beber tequila fermentado con miembros viriles de animales salvajes lo hace quedar lejos de calificar para alter ego en potencia. Cero aspiracional, con todo y que cada vez que lo quieren atrapar, él sale airoso y por la puerta grande con la etiqueta de inocente. Vamos, si al menos tuviese la gracia de Tony Soprano.
Así las cosas, los hombres nos vamos quedando sin role models. Porque si nos asomamos a otra serie de esas que nos gustan, como Mad Men, ocurre que Don Draper es muy atormentado como para asumir el rol de alter ego. Nadie de nosotros quiere vivir perseguido por el pasado. ¿Y Dr. House? Con ese dolor de rodilla, imposible. Ni hablar de Jack Bauer, de 24, porque siempre pierde a la novia en brutales lluvias de balazos y su vida personal es triste y agitada.
Por eso entristece tanto el derrumbe de Charlie Sheen y la desaparición de Charlie Harper. Será difícil volver a encontrar a alguien tan simpático, que se dedique un par de minutos al día a tocar jingles en el piano para ganar cantidades enormes de dinero, que viva en la playa de Malibú, que tenga más novias de las que puede atender y que viva con un sobrino tan chistoso. Nos deja desamparados.
Nos quedamos sin role models. Don Draper es muy atormentado. ¿Y Dr. House? Con ese dolor de rodilla, imposible. Ni hablar de Jack Bauer: su vida personal es triste y agitada.
Tomado de: REVISTA ESQUIRE LATINOAMERICA – JULIO 2011
0 Comentarios:
Publicar un comentario