Esta información llego por mail, sin mencionar al autor o la fuente de donde la tomaron, la comparto y espero que los mancitos de la #Leylleras2 no vayan a tomar represalias y tal. Se refiere a un síntoma que presentan hombres públicos cuando beben de las mieles del poder.
Hace poco leí en un artículo que un expresidente de un país latinoamericano sufría del Síndrome de Hubris, que lo sufren los poderosos, los dictadores, etc.
Siempre me he preguntado qué tendría el poder. Imagino que una sensación de super-ego que hace que el comportamiento quede alterado, que la visión de la realidad quede completamente distorsionada.
A veces, las personas con poder toman decisiones absurdas para todo el mundo, incluso para sus asesores más cercanos. Pues esta borrachera de poder, tiene un nombre: "El síndrome Hubris".
Las personas que lo padecen se encuentran en puestos de poder. Suelen ser políticos, dado que los poderosos en otros ámbitos de la sociedad, suelen llegar a la cumbre por méritos propios, por ser personas válidas, inteligentes... algo que no es imprescindible para llegar a la cumbre en política, donde se valoran también el carisma personal, la suerte o la oportunidad del momento.
Cuando un político llega al poder se pregunta si será capaz de llevar a cabo su tarea. Si el puesto "le vendrá grande"... o si será posible que maneje con precisión tantos hilos.
Con el paso de los días, va viendo como las cosas empiezan a encajar, la gente le felicita por la calle, los compañeros le dan la razón en todo y sus decisiones son respetadas y obedecidas, aunque en un principio le pareciesen estupideces.
Constantemente es reclamado por medios de comunicación y su nivel económico y social mejora cada día, a cada momento crece su fama, su poder y su confianza en sí mismo. Llega un momento en que esto se le va de las manos. Y aquí es cuando sucumbe al síndrome Hubris.
Se caracterizan por el desprecio absoluto por los consejos de los que le rodean, exagerada confianza en sí mismos y alejamiento progresivo de la sociedad.
Lord Owen ha recogido en su último libro "In sickness and in power" (En la enfermedad y el poder), las conclusiones recogidas durante 6 años de estudio de la mente de líderes políticos. Dice: "El poder intoxica tanto, que termina afectando al juicio de los dirigentes".
Cuando el político cae en esta enfermedad, comienza a tomar decisiones que no están meditadas y desoyendo los consejos de sus inmediatos. Comete errores. Baja la guardia y se creen "llamados para realizar grandes hazañas".
Emprenden proyectos de duración muy superior a su mandato, realizan obras faraónicas, con la fe de quedar en los anales de la historia. Casi como una obligación de dejar su "sello" durante su mandato.
Llega a no contemplar la posibilidad de perder y, a veces, comenten errores garrafales a pocas semanas de las elecciones, seguros de poder dominar cualquier situación.
Durante un tiempo de sufrir el síndrome Hubris, la cosa empeora. Comienzan a padecer lo que se llama "desarrollo paranoide", es decir que todo aquel que no esté de acuerdo con sus opiniones se convierte automáticamente en su enemigo personal... esto puede derivar en delirios paranoides o trastornos delirantes, que les lleva a pensar que todo el mundo está en su contra... esto hace que se aísle aún más de la sociedad.
Normalmente cuando están instalados en este estadio del síndrome, ocurre que pierden las elecciones, por una mera cuestión de probabilidades, o pierden su mandato, entonces sobreviene una terrible depresión, de la que es muy difícil salir.
La palabra "Hibris" viene del griego. Ellos fueron los primeros en utilizarla para definir a un héroe que lograba la gloria y "borracho" de éxito se empieza a comportar como un Dios, cometiendo cientos de locuras y errores. Como castigo a "Hubris" está "Némesis" que le devuelve a la cruda realidad a través de su fracaso.
Curiosamente, según concluye el psiquiatra Manuel Franco, los varones son mucho más propensos a padecer este síndrome, ya que son mucho más sensibles al halago y al reconocimiento y toleran mal la frustración.
Cuando el poder no está en manos del más capaz, pero él cree que sí, empieza a comportarse de manera narcisista.
Sin nombrar a ningún político en concreto, creo que todos conocemos algunos, que debido a sus decisiones incomprensibles, han debido sufrir esta enfermedad psicológica.
Ahora puedo entender un poco mejor, aunque no me sirve como disculpa, la soberbia, prepotencia, la actuación de espaldas al pueblo, de algunos políticos...
1 Comentarios:
opino que cada politico y su manera de pensar es distinta pero en eso del ego y demas estoy totalmente de acuerdo algunos si ya se pasan
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