Vivimos en una Dimension Desconocida?

14 enero 2014

Chevre encontrarse crónicas como esta que les comparto. Textos que de una u otra forma nos gritan que hay muchos que no tragan entero, que se cuestionan; esos que al atravesar la calle miran pa ambos lados porque no hay que confiarse.

Su autora es la joven Pamela Cruz Herran. Lean y dejen sus comentarios

LA DIMENSION DESCONOCIDA

Vivo en un mundo de miserables torturadores
que ofrecen mercados que duran un día
a cambio de votos que roban nuestras finanzas
por décadas.

Cuando era pequeña había en la escasa televisión nacional un programa en blanco y negro llamado LA DIMENSION DESCONOCIDA. Era absurdamente sorprendente porque las cosas mas inesperadas podrían suceder en un mundo que aparentemente era real. Cosas como considerarse corriente hasta que alguno descubre que lo que él percibe como un mundo normal no es sino un mundito pequeño dentro de uno infinitamente superior. Me impresionó sobre todo una escena donde todos creen que es un terremoto cuando en realidad los habitantes de la casa eran los personajes con los que una niña jugaba a las muñecas.

Últimamente siento que estoy viviendo en un mundo de Dimensión Desconocida. Un mundo donde todos se sorprenden porque al fin un Papa actúa como deberían de haber actuado sus antecesores, desde hace 2000 años. Donde un país completo no se inmuta frente a la corrupción, pero se indigna cuando le descubren una amante al presidente.  Donde se premia a un ciudadano por devolver una billetera que se encuentra con dinero que no le pertenece. Donde se le da el poder de disponer del dinero ajeno a personajes que te pagan para que les hagas el favor de elegirlos. Un mundo donde los medicamentos para curar enfermedades están en la misma parte donde vivimos, o sea en la tierra y en las plantas, pero que son ocultados con sevicia para enriquecer a otros. Donde un candidato pregona su afán de paz, condicionada bajo las mismas demandas que el mismo violo durante su presidencia. Donde todos buscan la paz pero todos se agarran como lobos.

cuando los dirigentes eran más decentes que los payasos
que hoy pintan las calles con carteles que brillan
por su terrible sarcasmo

Vivo en un mundo que acaba de premiar a un viejo de mas de setenta años porque gobierna un país con sentido común. Porque vive en una casa normal y porque teniendo el poder que tiene, no se roba un peso, no usa sus influencias y porque además gobierna pensando en los gobernados, no en sus ideales  de batallas pasadas.

Vivo en un mundo donde se idolatra a los seres que fueron buenos creadores pero también destructores de vidas ajenas o propias. Idolatran a verdaderos artistas que acabaron indolentemente con sus vidas, y no se tiene la menor consideración con los héroes invisibles que ayudan gente y cambian vidas en las calles.

Vivo en un mundo donde a los chicos se les enseña desde ya a usar las influencias para ganar las notas, para intimidar profesores que no ceden a sus caprichos; vivo en un mundo donde los maestros, que educan el futuro ganan como pordioseros; donde los maestros viven con miedo de una tutela por educar y por corregir un camino torcido que comenzó en casa. Vivo en un mundo donde se valora más que tienes que lo que eres. Que premia lo que logras sin importar a quien dejas en el camino.

Vivo en un mundo que castiga más duro a quien roba para comer que a los ladrones miserables de cuello blanco que nos rodean como ratas y que cada cuatro años sacan sus mejores galas, fingen y modelan una ridícula sonrisa inocente prometiendo un futuro próspero para sus bolsillos si llegamos a votar por ellos. Vivo en un mundo que no le da la espalda social a estos ladrones de sueños, malos encargados de revivir la esperanza que cada cuatro años se apodera de la gente decente pero sin ganas. De gente decente pero ignorante, de gente decente pero humilde. Vivo en un mundo de miserables torturadores que ofrecen mercados que duran un día a cambio de votos que roban nuestras finanzas por décadas.

Soy Pamela Cruz escribiendo indignada, hoy 13 de enero 2014, un día después de visitar lo que queda de un pueblo hermoso, que ostentaba el honroso título de tener el Muelle más largo del mundo. Por el que un día cualquiera llego a estas tierras el abuelo de mi esposo, viendo con rabia infinita como se va cayendo el más hermoso testimonio de nuestro próspero pasado, cuando los dirigentes eran más decentes que los payasos que hoy pintan las calles con carteles que brillan por su terrible sarcasmo.
Por: Pamela Cruz Herran

1 Comentarios:

Jesús Mendoza Padilla dijo...

Excelente. Esto es un balde de agua fría para despertar nuevamente.