A veces hay historias que me traman. Ayer me llego un pouerpoin de esos que hay que reenviar con una historia casi que increíble. La historia de HAMILTON NAKI historia que desconocía por completo.
Es un ejemplo de vida. Es un ejemplo para nosotros que ante cualquier adversidad abandonamos y tiramos todo por la borda.
¿Cuanta deserción escolar no hay hoy en nuestras ciudades? ¿Cuantos jóvenes no optan por el camino fácil para labrarse un futuro mejor?
Hoy de pronto no se aprecie todo el drama de haber vivido el en un país segregacionista. Un país que discriminaba al negro hasta el punto de asesinarlo si violaba alguna de las estúpidas leyes. En ese país Naki aprendió y ejerció su profesión de cirujano. Su habilidad para suturar era altísima, tanto que Cristian Barnard lo solicito en el staff que conformo para realizar el primer trasplante de corazón.
Es una historia de novela. Vivía en una barraca, en condiciones paupérrimas. Fue contratado como jardinero de la Escuela de Medicina de la Ciudad del Cabo. Se intereso y estudio - con la complicidad de los estamentos de la escuela de medicina - y aprendió hasta terminar enseñando a estudiantes blancos las técnicas de sutura y complicados trasplantes de hígado en cerdos, un procedimiento que se dice es más complicado que los trasplantes de corazón en los humanos.
Paz en la tumba a quien supo aprovechar, pese a las condiciones políticas, la oportunidad que le dio la vida.
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