De la crónica, Los Secretos de La Cueva, escrita por JOSÉ CERVANTES ÁNGULO (qepd) en el periódico El Heraldo dominical, 29 de noviembre de 1994 y remitida por Roberto Torres Rojas extraemos el siguiente testimonio
Ese no fue un tertuliadero literario ni nada de esa vaina que se han inventado los cachacos con su prosopopeya seudointelectual. La Cueva era una tienda donde vendían yuca, arroz y manteca, y después Cerveza Águila cuando Álvaro la surtió. Fue entonces cuando empezaron a frecuentar aquel sitio los amigos de hace 40 ó 45 años. Yo los llamo los amigos nuevos y me refiero a Joaco Ripoll, a Juancho Jinete y a dosé Miguel Racedo. Entonces surgió aquello de la tertulia, pero no se trataba de tertulias literarias ni artísticas, sino roneras. Allí lo que se consumía era ron en cantidades alarmantes y se hablaba pura mierda, mi hermano...Si, allí le mamábamos gallo a todo el mundo y hablábamos pura meirda, ni más ni menos. Nada de Faulkner, nf Joyce, ni Hemingway...Nada de Bach, Mozart o Beethoven. Allí lo que sonaba era la rumba, el son cubano, el cha cha cha, el ritmo tropical, Celia Cruz, el inquieto anacobero Daniel Santos...Y eso sí!...nada de vallenatos. En esos tiempos no existía esa vaina...
1 Comentarios:
sip, probablemente era un bebedero donde se ponía buena música, no un bar bohemio de parís donde se engendraban las grandes obras maestras. . .
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