Que tiempos aquellos. Sin Shopping, sin vendedores del espacio publico ni vendedores en el espacio publico; parasoles a la lata y ahí, atravesando la calle, estaba El Cañón Verde, cañón enterrado boca abajo como muestra de nuestra pacificidad mucho antes que del frio nos trajeran escopetarras y estatuas con armas fundidas.
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