Siempre he considerado que ciudades como Cali o Medellín habían sido sobrevaloradas. Dos ciudades donde las fuerzas fuera de orden, ya sea el ejército, los paras o el narcotráfico hacían todo lo posible para que el statu quo no se mantuviera estable. Muertes a tutiplén, comunas tomadas, despilfarros y demás. Pero siempre como el ave fénix renacían apoyadas por una maquinaria de medios que las posicionara y hacia que todos voltearan a mirar que está pasando de bueno allá.
Pero oyendo hablar a los funcionarios municipales de Medellín y a la vez viendo la instalación del mes del adulto mayor (léase anciano) en la ciudad de barranquilla comprendí todo. La luz se hizo en mí.
Iluminado como estaba no desaproveche la cuestión, esos tres minutos que me habían dado en revelación para que escribiera este post. (Dios solo da 3 minutos el que da 15 es Andy Warhol)
Y todo se reduce al kit de miserias. En qué consiste este afamado y muy usado kit? Simple. Para toda vaina que vayas a inaugurar métele camiseticas estampadas (la gente se las pelea) 10 o 15 vejigas (globos que llaman los otros) y un millo (así sean dos tambores y un pito) o disfraces y listo. Consíguete un periodista que vea en vez de los tres pelagatos cinco mil personas o dos mil, las que te convengan, hable de lo maravillosos y lo divino y listo – es sencillo, de esos abundan -. Dentro de un mes pasa y cobra lo que quieras por este Kit así solo hayas invertido en él una suma irrisoria. Mira un ejemplo aquí.
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