Estuve con Fidel en un día de julio

08 agosto 2007

Muy al contrario de lo que proclaman los cables internacionales Fidel goza de muy buena salud. Sabe que muchos desean su ’muerte’ para apropiarse de todo lo construido por mas de cuarenta años. Teme que todo su imperio termine siendo franquiciado. Y desestimando las opiniones de Hugo, de Raúl, de Rafa y Cesar cree que aun hay Fidel para rato.

Sabe también que la lucha es larga, que la penetración cultural que desde hace décadas intenta pernear su 'isla' es a largo plazo.

La presencia de la champeta, música nacida en las entrañas del 'corralito de piedra', la música africana, el hiphop, el reguetón y la llamada música electrónica, todas muy cerca de su imperio, no le preocupan, pero siente algo de lastima por esos jóvenes disidentes que disfrazados y embelesados por otros sones abandonan sus filas.

Hoy rodeado de sus amigos vive la vida mientras los otros sobreviven. Por eso todas las noche levanta su vaso de whisky y brinda por un largo reinado de la música del Caribe, esa que solo disfrutas allí, entrando por la Torre del Reloj a mano izquierda, como quien va para la Plaza de la Aduana en la Cartagena de siempre.


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