Cuando niños nos peleábamos la ida a la tienda para ganarnos la ñapa que por lo regular consistía en un guineo maduro, una bola de coco, un pan de veinte o una arropilla. ¿Porqué, quién no pidió en su niñez un encime, la liga, el vendaje o la ñapa en cualquier tienda de barrio?
Mucho antes que se inventaran los sistemas métricos universales ya el pueblo había adoptado medidas que de una u otra manera se mantienen y hacen parte del imaginario. Algunas hacen referencia a partes del cuerpo como la cuarta – que va des la punta del meñique hasta la punta del pulgar extendiendo la mano -, el geme – que desde la punta del pulgar hasta la punta del índice extendiéndose sobre la superficie a medir -, el pie, la brazada, la mano.
Otras conviven con pesas digitales en plazas de mercado ajustadas rigurosamente a la oferta y la demanda. Sartas de pescado (10 unidades), tapadas – la tapa de cualquier tarro o lata - de frutas o verduras, saldos y remates, arrumes, baldados, puchos – del quechua puchu y se refiere a lo que podemos tomar con las dos manos -, manos, etc.
Y a pesar de los súper e hipermercados, ¿cuantos de nosotros no discutimos con el vendedor de pescado los domingos en la mañana porque la mano solo tiene cuatro unidades, alegando si es una mocha olvidándonos que la medida hacer referencia a los pescados que caben en ella?
Medidas a la medida
Publicado por Aretino | agosto 27, 2007 Sección: gastronomía, Investigación, Opinión 27 agosto 2007
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