Este es tu Mar, Barranquilla

06 julio 2013

Hablan de un mar por donde llegaron hombres de otras latitudes, que trajeron la mirra, el oro y el incienso del progreso. Y nos lo creemos a sabiendas que no fue ni aquí, ni por aquí. Hablan de un Rio que fue navegado y con el que nos colonizaron pueblos con leyendas, historias,  danzas y cocinas, y nos las apropiamos. Rio y Mar.

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Este es tu mar. Esa franja que se hizo famosa en los 70 y que se conoce como Puerto Mocho, ese es el mar tan cacareado en el POT

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Esa es nuestra ciudad, esa por la que muchos se rasgan las vestiduras sin saber por donde va Pabla. Esa ciudad que dizque florece y que nos trama con esto

patrimonio

Pero que al rato saca la ‘mona’ y la pica y derrumba de una todo con lo que vende la ciudad. Centro Histórico? Pffff.

*Las capturas de imágenes se tomaron del periódico El Heraldo, no se colocan links pues ese medio los borra.

cesarHAsí lo llamo su amigo, Tico Salsa (Humberto Andrade) desde siempre. Y eso fue Cesar, el mas grande. Nadie puso en duda su magnifica memoria pa recordar caratulas de LP, textos. años, agrupaciones, mejores versiones del goce salsero. Su seguridad para imponer éxitos desde siempre, desde cuando con su hermano Dagoberto comandaban el gusto musical de los Barranquilleros desde las tornamesas de su picó, El Coreano hace parte de las leyendas del Caribe.

Lo conocí como a los 15 años detrás de la barra de su estadero y allí nació una amistad de años. Compartimos muchas veces una cerveza, una inquietud musical, un compartir saberes que afianzamos por años en el Taboga. Ese templo donde en muchas tardes era mal visto hasta bailar salsa para no perdernos de las cátedras dictadas por él.

Gano todos los duelos, impuso hasta hace poco muchos éxitos, le dolía cuando en el trasegar del Taboga, que termino aparcado en una esquina de la 21 le pedían discos de Marc Anthony o cualquier aparecido sin charreteras, ídolos de la juventud de hoy.

Soñó con tener un gran estadero para hacer sonar solo sus discos, los que sabia que hacían parte de esa banda musical de esta ciudad que vivió y gozo como pocos. Lo visite el domingo para darle el ultimo adiós y por mas colores con que vestí mi alma la tristeza aguo mi mirada. Paz en tu tumba men.

Comparto con ustedes lo publicado por el periódico Al día,
una crónica escrita por Roberto Llanos Rodado
y fotos de Johnny Olivares y Alfredo Martínez.

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Que nadie grite, que nadie llore de sentimiento,
si aquel amigo solo se ha ido al descanso eterno...

Cuando a las 9 de la mañana de ayer los amigos de Cesar Hernández comenzaban a aglomerarse en las afueras de la funeraria San José para darle el ultimo adiós, el lugar recordaba aquellos gentíos de salseros que en la década de los 70 se congregaban en Historia de Amor, Borinqueños, Boinas Rojas, algunas de esas celebres verbenas en las que Cesar puso a bailar a miles de barranquilleros al mando de las tornamesas de El Coreano, el legendario pico de su padre, el fallecido Conce Hernández.

Y daba esa imagen porque la mayoría de los alii reunidos hicieron parte de esa etapa maravillosa de la música y la fies­ta en Barranquilla: Osman Torregrosa, Luis Altamiranda, Lucho Meza, Chicho Pijuan, 'Pastrana', Orlando Chavarro, pa­ra mencionar a unos cuantos. Pero hora y media después, cuando el féretro con 'el mas grande' -como lo llamaban por su inmenso conocimiento sobre la salsa, la música caribeña y africana, salía hacia su destino final en el cementerio Calancala; el sitio se convirtió no solo en una verbena, sino en un nutrido estadero a golpe de salsa y ritmos africanos, en el que muchos se lanzaron a bailar como si estuvieran en una fiesta y no en funeral.

La música corrió por cuenta del pico El Coreano, bajo sus nuevos propietarios y por gestión de Orlando Becerra, El Boina, gran amigo de Cesar que de esta manera quería rendirle un tributo musical de ultimo momento a "su llave del alma".

clip_image002[6]Michi Boogaloo en plena danza salsera durante el recorrido al cementerio Calancala con el féretro de Cesar Hernández.

El cortejo fúnebre partió a las 10:30 de la mañana, sobraba gente para cargar el féretro. Muchos entraban y salían echándose sobre sus hombros el ataúd que a veces alzaban y mecían en armonía con la salsa que iba sonando. Se batieron pañuelos blancos y una salva de aplausos acompaño su salida.

¿Por que lo lloran caramba? ¿Por que lo lloran?/
Si ese hermanito ya esta en la gloria...


En el trayecto al cementerio hubo varios momentos en la que la misma gente paro el desfile luctuoso, y de nuevo, como en una verbena o un estadero, se fajaron a tirar pases, recordando tantos instantes en los que Cesar Hernández los puso a gozar con su sabiduría musical.

Miren donde va / volando se ha ido
aquel viejo amigo/ a la virgen va a adorar...

La Cuna blanca, el tema de Raphy Leavitt que se ha convertido en el himno de despedida de los salseros que mueren, sonó muchas veces camino al camposanto. Al igual que Margie, de Ray Barreto; Cacada (La Casa), de Chico Buarque, No me lloren mas, Señora Lola, de Héctor Lavoe, Nina y señora, de Eddie Palmieri. Estos últimos son temas que Cesar Hernández descubrió y elevo a la categoría de éxitos desde la discoteca de El Taboga, su otro hogar musical.

clip_image002[8]El pico El Coreano, con una cinta morada en serial de duelo,
puso a sonar la música durante el funeral del 'mas grande'.

Humberto Andrade Mariano, el popular Tico Salsa, tomo el micrófono del picó y expresó que este era un momento doloroso. "Fueron 20 años trabajando a su lado, no solo era mi amigo, sino mi consejero. La salsa pierde mucho con su partida". Orlando Becerra fue otro que intervino y exhorto a los asistentes a convertir el sepelio en una rumba. "Vamos a bailar, porque el nos ponía a bailar a todos. Cesar no se va, esta vivo, porque aquí queda su música".

El sepelio de Cesar Hernández llevo tanta asistencia que paraliz6 el trafico por donde pasaba, y en los barrios la gente se asomaba por puertas y ventanas a observar aquel desfile singular.

Ahora mis ojos lloran / se entristece mi canción...

Y así con baile, música, e irónicamente mucha alegría, se despidió al grande de la música, Cesar Hernández Ramírez. A la una de la tarde entro el féretro al cementerio, y a la 1:15 sellaban su tumba, la numero DB-9-469 del Calancala. Fue una despedida con música, es que no podía ser de otra manera, iviejo Cesar!