Escribas

27 noviembre 2006

Para que vean que no solo los círculos oficiales lanzan y relanzan sus obras a ver si aparecen en las estadísticas de lecturas permitidas, reseñamos estos dos libros de autores barranquilleros que de manera quijotesca se enfrentan a sus demonios, que no solo son los de la escritura sino ese tortuoso camino de editar y publicar.

Henry Stein - EN LA CUERDA FLOJA

caratulaHS2 Escritas por su propio autor, en las páginas iniciales de En la cuerda floja, se leen estas dicientes líneas “a manera de exordio”.

“Las páginas que conforman este librito las escribí durante una temporada en que estuve atrapado, por diversas circunstancias, en una especie de resaca existencial, pues todo perdió interés para mí y me sumí en un doloroso estado depresivo, parecido a aquello que los patólogos llaman “taedium vitae ”,es decir, un disgusto morboso de vivir, que generalmente conduce al suicidio.

No me suicidé, pero durante muchos meses mantuve una relación tormentosa con el mundo y conmigo mismo. En otras palabras, estuve balanceándome desesperadamente en la cuerda floja de mi destino adverso.

Este fragmento de un texto de Eduardo Galeano titulado “La pálida” (incluido en El libro de los abrazos) describe exactamente mi situación, mi estado de ánimo en aquella época:

“[...] En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre alguno: Entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.”

Como tengo la certeza de que esos indeseables períodos grises seguirán presentándose en mi vida –debido quizás a mi irremediable propensión al pesimismo –, he escrito estas páginas no sólo para testimoniar sobre ellos sino también con la esperanza de que la escritura me ayude a conjurarlos o, por lo menos, a atenuar un poco sus nocivos efectos, que suelen prolongarse más de lo esperado. Además, quiero compartir esta difícil vivencia con aquellos espíritus sensibles para quienes la existencia resulta conflictiva y dolorosa. A ellos también está dedicado este opúsculo sobre el hastío, el desencanto y la desesperanza.”

El libro contiene los textos “De lo inevitable”, “Apuntes ligeros con fondo gris”, “Trances difíciles”, “Taedium vitae”, “Lamentación baldía”, “Vigilia”, “Balada de la espera” y “En días como éste”.
Henry Stein nació en Cali, en 1957, pero hace mucho tiempo que vive en Barranquilla. Ha publicado Viaje al domingo (cuentos, 1986), Sesgos (textos de humor, 1993) y Dentro de poco sonará el despertador (relatos, 2000). En las décadas de los ochenta y noventa formó parte del colectivo literario El Comején y dirigió la revista Muestra y el plegable esto.

VIA: Emilse Restrepo / Coordinación Ediciones LETRA por LETRA

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