Barranquilla hara ¡PUM!?

17 noviembre 2016

Columna tomada de El Heraldo y, que por plantear de manera muy real como es la situación de la ciudad de Barranquilla en estos momentos, compartimos con ustedes.

Barranquilla: ¿una burbuja a punto de estallar?

Por Horacio Brieva. Decir que la situación de Barranquilla ha empeorado en los últimos años sería injusto. Es innegable el dinamismo que ha habido en la inversión pública con recursos propios y nacionales, pero hay implacables realidades que no podemos esconder debajo del tapete de la negación. Están ahí. Son problemas que están siendo señalados por un conjunto de instituciones, todas ellas muy respetables.

Somos una ciudad pobre y azotada por una alta
y peligrosa conflictividad social

Un estudio de la Universidad del Norte, Fundesarrollo, Probarranquilla y la University College London revela este dato entristecedor: la mitad de la ciudad, el 49%, es vulnerable y tiende a subir. Es gente que desde su niñez emprendió el viaje de la pobreza y no ha podido hacer trasbordo hacia la prosperidad.

Otro estudio del Banco de la República, suscrito por Adolfo Meisel y Jhorland Ayala, señala cuáles son las ciudades colombianas que siguen atrapadas en el infortunio de la exclusión. A la cabeza marcha Cartagena, que la publicidad glamurosa maquilla con bellas postales turísticas. En esa galería de ciudades excluyentes está Barranquilla. Los expertos basan su afirmación en las variables medidas, relacionadas con falta de acceso a recursos, bienes y servicios, privación de derechos, e inhabilidad para participar en las actividades económicas y sociales básicas de la vida.

Un informe del Dane, del periodo junio a agosto, comunica otro dato desalentador: en Barranquilla, de cada 100 personas que trabajan, 55 están en la informalidad, es decir, en el rebusque, sobreviviendo con angustia, muchas en la calle.  De acuerdo con el Dane, la informalidad en la ciudad es del 54,8% superando la media nacional del 47,4%.  Yo creería, sin embargo, que podríamos estar frente a un subregistro. La realidad parece ser mucho más dramática, y los informes del Dane tampoco aluden a la gente que está en la formalidad laboral y padece malos salarios y múltiples desmotivaciones.

El otro estudio es del Departamento de Planeación Nacional, DNP, y revela un dato que, a mi juicio, tiene  conexiones con todos los datos anteriores. En 2015, en Barranquilla, el microtráfico, esto es, el comercio de drogas al menudeo, movió $122 mil millones, lo que le da a la ciudad el título de subcampeona nacional en esta actividad, después de Bogotá.

Esta sumatoria de problemas nos coloca ante una tragedia social que no puede tratarse con paliativos. Barranquilla tiene que meditar y plantearse un modelo de intervención frente a esto, que implica soluciones de fondo, estructurales. Es necesario que la ciudad aterrice en su cruda realidad y deje de dárselas de ciudad rica con aire de que ha resuelto sus dificultades esenciales. Somos una ciudad pobre y azotada por una alta y peligrosa conflictividad social. Imaginación, políticas públicas apropiadas y buen gobierno serán fundamentales para salir de este hervidero de complicaciones.