Es Navidad…

16 diciembre 2009

No me gusta la Navidad. O mas bien, no me gusta como la gente se transforma en esta época. Pasan de un odio intenso a una hipocresía sutil en un dos por tres. Salen diariamente con una sonrisa colgada en su cara intentando estar acorde con el espíritu navideño. Solo faltaría que todos al reír onomatopeyisaran la risa bonachona del señor de rojo. Jo, Jo, Jo. Pero son vainas personales que a la larga no se porque se las cuento.

Pasemos a lo que vinimos, que no fue a comer pastel ni lechón sino a preguntarnos porque otras urbes son mimadas por la oficialidad y en un proceso evolutivo que no creacionista todos los días amanecen con nuevas caras y ni que decir en esta época. Ahí esta Medellín con todos sus problemas pero embellecida para estos tiempos lo mismo que la capital, Bogotá, y las del je cafetero y esa y la otra. Todas bellas. Adornadas temáticamente cada año.

Aquí, ni nos avisan cuando prenden las luces. No sabemos si corresponden a un concepto o solo es la repetidera de la repetidera. Nadie publica cual fue la inversión y si es recuperable al imbuir a los locales en todo este cuento de novenas y pesebres y años viejos.

Todavía nos comemos el cuento que nuestra fiesta de velitas no es igual a ninguna; experiencia inolvidable; pero ojala hubieran ido a los barrios viejos, a ver como la soledad, vestida de miedo, alumbraba las calles; el temor a sentarte en la puerta de tu casa, sacar el equipo de sonido y brindar con tus vecinos fue el farol predominante. Y no es que ellos – los pandilleros de callejones y parques - son mas, sino que la inseguridad es tal que tememos enfrentarnos no solo a los antisociales sino también a las fuerzas de seguridad, esas que cobran gramajes en las ollas de vicio, peaje en los deshuesaderos de vehículos y, el 4% en las caletas de reducidores y fleteros.

Una ciudad que terminara – recordando su tan cacareado pionerismo - mostrando los regalos del niño dios por facebook pa’que los coletos no le rapen la bicicleta o el monopatín a la risa feliz de nuestros hijos y sobrinos.

Dios nos guarde y proteja mientras temerosos preguntamos si las sirenas que se escuchan son las que anuncian el año nuevo o es otra ambulancia que lleva a los caídos que fueron felicitados por manos terminadas en acero.

0 Comentarios: