Cantadoras del Caribe colombiano

20 febrero 2006

Por Rafael Bassi Labarrera

La tradición africana de acompañar los acontecimientos sociales con el canto se manifiesta plenamente en el Caribe colombiano con las cantadoras que reúnen a su alrededor a la comunidad de sus pequeños poblados a escuchar sus voces.

Es indiscutible el aporte femenino en la conservación de las costumbres y tradiciones populares. Generalmente, las cantadoras son mujeres mayores que durante su infancia y gracias a la transmisión oral fueron aprendiendo de sus mayores la rica tradición regional.

Los cantos de bullerengue son habitualmente interpretados por voces femeninas, en su mayoría señoras maduras y veteranas, con talento en la improvisación y sostenimiento del coro y las palmas. Las cantadoras casi siempre comienzan a capella y luego le siguen los coros, el llamador, el alegre y las maracas o totumos.

Una bullerenguera ampliamente conocida en la ciudad es Doña Petrona Martínez, quien hace parte de ese mágico contingente de mujeres que poseen la sabiduría y la historia popular. Ellas conocen no solo los cantos sino también los secretos de las hierbas y rezos curativos.

Petrona Martínez es heredera de una fuerte tradición de cantadoras de bullerengue, iniciada por su bisabuela Carmen Silva y continuada por su abuela Orfelina Martínez y su tía Tomasita Martínez, a quienes escuchó cantar desde niña, mientras hacían sus labores diarias, y durante las fiestas patronales de San Cayetano.

Otra prolífica compositora bullerenguera es Etelvina Maldonado, nacida en Santa Ana, Bolívar, poseedora de grandes cualidades como improvisadora, las cuales sabe explotar muy bien en el escenario. En su larga trayectoria como cantadora, ‘Tebbo’ se ha consolidado como una de las más representativas intérpretes de bailes cantaos, fandangos de lengua y bullerengues.

Los especialistas en el complejo de los aires de tambora señalan que el papel de la mujer es fundamental en la parte vocal, tanto en la voz principal como en los coros acompañantes, lo cual también se evidencia en otros bailes cantaos de la región Caribe colombiana.

Recientemente acaba de salir al mercado nacional un hermoso álbum sobre la música de las riberas del río Magdalena titulado ‘Martina Camargo, aires de San Martín’. Martina nació en San Martín de Loba, Bolívar. Ella es una fiel representante de los ritmos que integran el complejo de la tambora. Su padre, Cayetano Camargo, destacado compositor y profundo conocedor del folclor lobano, sembró en ella el amor a su tierra, con sus cantos y sus tradiciones.

El auge de la denominada world music o música étnica y el reconocimiento a nivel nacional de algunas veteranas cantadoras como Petrona Martínez, además de los triunfos de varias divas descalzas en el ámbito internacional, ha servido de estímulo para que algunos productores independientes lancen proyectos como ‘Alé Kumá-Cantaoras’, que reúne cantadoras colombianas del Caribe y el Pacífico.

En el álbum ‘Alé Kumá’, la música de los litorales se integra a las armonías del piano y el contrabajo. Lógicamente la magia corre por cuenta de las cantadoras. Allí se encuentran los cantos del Pacífico de Benigna Solís y Gloria Perea, con las voces afrocaribes de Martina Camargo y Etelvina Maldonado.

En estos días de precarnaval justo es recordar que en los años ochenta alcanzaron gran popularidad con su espontánea picardía y su cantar folklórico, dos mujeres del campo con sus buenos años encima, estamos recordando a Irene Martínez y Emilia Herrera.

Irene Martínez nació en Gamero, corregimiento de Mahates, Bolívar, y realizó sus primeras grabaciones a la edad de 75 años con Wady Badrán y los Soneros de Gamero.

Por su parte, La Niña Emilia, como se conoció artísticamente a Emilia Herrera, con su figura menuda, sus lentes oscuros y su canto picante alcanzó gran popularidad en los Carnavales de Barranquilla.

Río y tambora, esencia de la vida y la música colombiana. El Magdalena Medio es el reino de la tambora, el berroche, la guacherna y el chandé, ritmos musicales que constituyen los cuatro puntos cardinales de los cantos de pajarito o bailes cantaos que se interpretan a lo largo del Río Magdalena desde esa región media hasta su
desembocadura en el Mar Caribe.

Todos y cada uno de estos ritmos son sinónimo de fiesta, de jolgorio y baile. Música ribereña que alimenta al Carnaval de Barranquilla, que ahora más que nunca, como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, debe contar con un espacio especial en la gran fiesta barranquillera para que a ritmo de tambora las nuevas generaciones reconozcan y re-encuentren su identidad cultural.

Personajes inolvidables de nuestra cultura popular son: Irene Martínez, la Niña Emilia, Estefanía Caicedo, Eulalia (la Yaya), Etelvina Maldonado, Martina Camargo, Graciela Salgado, Totó la Momposina, Las Cantaoras de Arboletes, Las Cantaoras de Necoclí, Petrona Martínez y tantas otras cantadoras que han sabido mantener viva la tradición de los bailes cantaos e inmortalizado temas como: ‘La verdolaga’, ‘El piano de Dolores’, ‘A pilá el arroz’ y ‘Josefa Matía’, entre otros.

Hace rato venimos reclamando la presencia de Totó la Momposina en el Carnaval de Barranquilla. La verdad es que Barranquilla tiene una cuenta pendiente con la gran embajadora del folclor colombiano. Así como Totó se presentó hace un par de años en el Reinado Nacional de Belleza, igualmente podría ser invitada a una gala de Carnaval junto a otras cantadoras en un Encuentro de Divas Descalzas del Caribe Colombiano.

En buena hora el Parque Cultural del Caribe con La Noche del Río y el Instituto Distrital de Cultura con su Noche de Bullerengue nos van a permitir a los barranquilleros vivir un jueves de precarnaval bien ribereño. Revivamos la costumbre de las originales guachernas, llenando de música la Avenida Olaya Herrera, desde el Parque Cultural del Caribe hasta la Plaza de la Paz.

1 Comentarios:

Anónimo dijo...

Rafa, excelente articulo, necesitamos rescatar nuestro verdadero carnaval con nuestra verdadera musica, ojala en el 2006 podamos ver en vivo y en directo a nuestras divinas cantaoras, encima de una carroza homejaneandolas a ellas y al carnaval mismo como se merecen. Todo se puede mejorar, trabajemos activamente en nuestras tradiciones, dejemos de solo opinar y metamonos en el corazon de nuestro caribe, nuestro carnaval.-Carlos Alberto.