El hedor me hizo levantar. Camine somnoliento hasta la puerta de entrada y allí encontré doblado pulcramente nuestro miedo, nuestras rabias, nuestra impotencia, nuestra indiferencia y de la oficialidad; su inoperancia y solapada complicidad.

Hoy abrí la realidad y todos los cadáveres que necesitan todas las misas se abalanzaron contra mí reclamándome. Porque estaban seguros que cuando vinieran me hallarían bajo la cama temblando ante los huesos de mis hermanos.

Hoy leí el tiempo.

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1 Comentarios:

Túrin dijo...

Y entonces?... nos quedamos escondidos debajo de la cama?